⚖️ La contaminación digital en México: Desde una perspectiva de Teoría de las Relaciones Internacionales.
🔹 Introducción
En el marco de la globalización tecnológica, México se ha convertido tanto en consumidor como en receptor de residuos electrónicos (e-waste), una problemática que trasciende el ámbito ambiental para insertarse en una red de relaciones internacionales desiguales. A través del lente de la Teoría de las Relaciones Internacionales (RI), este fenómeno se revela no como un simple “problema doméstico”, sino como una consecuencia estructural del sistema internacional. La gestión, tráfico y reciclaje de residuos electrónicos están profundamente conectados con el poder, la dependencia, y las jerarquías del sistema-mundo.
🔹 Planteamiento del problema
México genera más de 1.2 millones de toneladas de residuos electrónicos anuales, pero carece de infraestructura suficiente para su correcta gestión. Además, actúa como país de tránsito y destino final de e-waste procedente de países desarrollados, particularmente Estados Unidos, debido a vacíos legales y falta de vigilancia en fronteras.
Desde una perspectiva realista, esto puede interpretarse como una externalización de riesgos y costos por parte de las potencias tecnológicas. Desde una visión crítica, el fenómeno refleja una forma de colonialismo ecológico contemporáneo, donde los países del Sur Global absorben las externalidades del desarrollo del Norte.
🔹 Marco legal y jurídico internacional
México es parte de:
Convenio de Basilea (1989) sobre el control de los movimientos transfronterizos de desechos peligrosos.
Convenio de Estocolmo (2001), sobre contaminantes orgánicos persistentes.
Acuerdo USMCA/T-MEC, que en su capítulo ambiental incluye disposiciones sobre residuos peligrosos, aunque sin mecanismos coercitivos.
Problema central: el Convenio de Basilea no ha sido ratificado por Estados Unidos, lo cual permite que toneladas de e-waste se exporten a México bajo etiquetas de “donación” o “reutilización”, evadiendo los controles formales.
🧠 Dato poco conocido: México no cuenta con una definición específica de "residuo electrónico" en su legislación federal (Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos), lo que abre zonas grises legales que facilitan el ingreso no declarado de chatarra digital.
🔹 Desarrollo: análisis desde la teoría de las relaciones internacionales
a) Enfoque realista
El manejo de residuos electrónicos refleja relaciones de poder asimétricas. Los países con mayor desarrollo tecnológico trasladan los costos de su producción digital a países periféricos. La falta de un marco coercitivo fuerte permite que potencias como EE.UU. mantengan una posición dominante sin asumir responsabilidad ecológica.
b) Enfoque liberal institucionalista
La solución radicaría en fortalecer los mecanismos multilaterales y las capacidades institucionales regionales para la gestión cooperativa del e-waste. Sin embargo, el debilitamiento de organismos como la ONU y la falta de enforcement hacen que este enfoque sea, de momento, idealista en su aplicación.
c) Enfoque marxista / sistema-mundo
El problema de los residuos electrónicos es parte de una división internacional del trabajo: el centro produce innovación; la periferia recibe desechos. México ocupa una posición semiperiférica, ya que consume, pero también recicla informalmente para alimentar la cadena global de metales raros.
💡 Dato que pocos analizan: empresas del Norte utilizan intermediarios mexicanos para enviar residuos a África o Asia (especialmente Ghana o Filipinas), haciendo de México un nodo intermedio en la cadena transnacional informal del reciclaje digital.
d) Constructivismo
La forma en que se entiende el "residuo" está socialmente construida. Mientras en el Norte se habla de “tecnología obsoleta”, en el Sur muchas comunidades lo perciben como “tecnología reutilizable”. Este choque de narrativas permite legitimar el tráfico legal o ilegal bajo la idea de "reducción de la brecha digital".
🔹 Conclusión
El problema de los residuos electrónicos en México no puede comprenderse adecuadamente sin incorporar las herramientas teóricas de las Relaciones Internacionales. No se trata simplemente de “falta de reciclaje” o “corrupción nacional”, sino de una estructura internacional desigual, donde los acuerdos ambientales son insuficientes, los marcos jurídicos fragmentados y las narrativas técnicas encubren relaciones de poder.
🔹 Soluciones y recomendaciones (en clave de Relaciones Internacionales)
Reforzar la cooperación Sur-Sur
Fomentar alianzas técnicas y legales entre países latinoamericanos y del Sur Global para establecer estándares comunes de gestión de e-waste.
Crear un observatorio regional de tráfico electrónico con datos abiertos.
Impulsar un tratado ambiental vinculante
Promover, desde foros como CELAC o la Alianza del Pacífico, una propuesta de enmienda al Convenio de Basilea que cierre las lagunas de la “reutilización”.
Redefinir la narrativa global
Visibilizar, desde foros internacionales y ONG, la figura del “recolector informal” como actor central en la economía circular, integrándolo en políticas de inclusión.
Fortalecer la diplomacia ambiental mexicana
Capacitar al cuerpo diplomático en cuestiones de comercio y residuos para que puedan negociar mejores condiciones en tratados multilaterales.
Innovación normativa nacional
Incluir en la Ley de Residuos una categoría jurídica especial para e-waste, con protocolos de trazabilidad electrónica y sanciones por evasión.